Entran por los vidrios del extraño universo, las imágenes
del teatro diminuto del sentido común.
Tus señales, de espacios lejanos, transmiten la frecuencia necesaria para
prender su motor cósmico. ¿Lo entiendes, puedes oír el vacio del infinito?
Mis satélites claman, han recibido tus haces de luz. ¿Lo
entiendes? Somos universos distantes, que se mezclan al topar con el infinito.
Mis vidrios asemejan a esferas blancas, te miran aunque las nebulosas se
interpongan. Y tras miles de años luz, mis mensajes son descifrados, pues el
tiempo se lleva la vida, pero jamás mis
cantos.
¿Cuántos años llevará? Para que el cosmos nos una. ¿Somos
humanos o acaso solo un alma?
¿Y que hacemos entre toda la existencia? Me pregunto a donde
nos llevara la razón, quizás hasta la imaginación. Y afuera de los asteroides
que me rodean, te encuentras tú. La humanidad, entre galaxias y estrellas,
llega en momentos a fundirse en un solo tiempo.
El cosmos, todos, nos fundimos en la poesía. Espero nuevas entradas, volveré. Un abrazo.
ResponderEliminarBuenas, Andrés. Gracias por tomarte el tiempo de comentar y vislumbrar un pedacito de mi cosmos.
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